sábado, 20 de febrero de 2016

Grandes Inconformistas

Hoy es día de hacerles un huequito en este mundo tan humano a los grandes Inconformistas. Sí, los que disfrutan de una constante carrera vital y se alimentan del deseo de imponerse nuevos límites. Por desgracia, siempre rodeados de ciertos ‘’manostijeras’’ que se sacian a base de cortar sus alas una y otra vez, sin caer en la cuenta de que nuestros queridos Inconformistas ejercitan entonces sus manos para trepar la infinita escalera de proyectos. Eternamente sedientos de nuevas metas, incansables son las ganas de alcanzarlas. Tenaces discípulos de la vida, la que les enseña a valorar cada uno de sus triunfos y aprender de las derrotas con las que el destino les obliga a tropezarse.

Y yo, Inconformista por excelencia, cazadora de ambiciones y atrapasueños de nacimiento, os invito a saber apreciar los mínimos progresos y las incontables caídas que nos alientan a continuar, a sobrepasar un límite como si NO fuera el último y a saborear el placer de crear nuevas fronteras que cruzar. Sentir el hambre de nuestro cerebro que demanda nuevos conocimientos y escuchar el rugido de nuestro estómago indicando que por fin es la hora de comerse el mundo. Hormigueo en la tripa solo con pensar qué será lo que vendrá después y esas cosquillitas en el corazón porque no podemos evitar enamorarnos de la vida.

Por nosotros, los soñadores que no dejaremos que nos quiten las ganas de caminar sobre las nubes. Por la sed de victoria que jamás un desacierto hará que cese. Por los que nos admiran, y por los que lo hacen en silencio porque el rencor les impide confesarlo. Por los éxitos y fracasos recolectados con todo el cariño del mundo, pero ante todo, por no conocer nuestro diccionario la palabra ‘’rendirse’’.

Y es que, entonces, me pregunto: ¿qué sería de mí sin ti, escritura; sin vosotras, palabras?